PREGUNTAS Y CONCEPTOS







LA EQUIVOCACIÓN COMO PARTE DEL CRECIMIENTO

Estamos acostumbrados a tomar las equivocaciones como errores,  los cuales prontamente queremos olvidar como experiencia, preferimos que no hubiesen existido; este concepto está relacionado a los patrones que tenemos incorporados por la sociedad y por nuestra crianza, donde se presume que las equivocaciones tienen que ver más con el fracaso que con el éxito. Ahora, si nos permitimos asumir que el error es parte de un todo que se presenta cuando estamos en movimiento y crecimiento, que además nos permite concientizar dónde estamos situados, cuál es nuestra situación, qué debemos asumir y trascender  y con ello iniciar un camino nuevo sobre bases más sólidas y ciertas; que gracias al error, a la equivocación, podemos reconocer que es lo que no queremos para nuestra vida y que sí; es entonces cuando en lugar de negarlo, de quitarlo culposa o tristemente de nuestra existencia como un hecho olvidable, le daremos un espacio concreto, un espacio donde lo reconocemos con todo su potencial, le agradecemos su existencia y lo incorporamos como experiencia de crecimiento y expansión; nos da esta equivocación fortaleza y certezas; un “desde donde” diferente y real; con una enseñanza que si logramos capitalizarla, estará relacionada totalmente con las bases del éxito. Permitirnos equivocarnos nos hace Humanos y Conscientes, nos convierte en seres en crecimiento, cambio y superación. Aceptemos la equivocación como parte del crecimiento, el que no se equivoca es aquel que no hace ni cambia, es aquel que se mantiene dentro de su “zona de confort”, lo cual implica no salir a transitar la Vida. La equivocación asumida y valorada va de la mano con el crecimiento, el progreso y la prosperidad; no existe uno sin lo otro.




EL TIEMPO Y LOS DESEOS

El valor de considerar cualquier pensamiento, cualquier acción o cualquier deseo, dentro de un concepto intemporal, es que no lo estaremos condicionando con perentorio plazo de cumplimiento, hecho éste que obstruye cualquier resolución, cualquier concreción, inclusive postergándolo indefinidamente.
La intemporalidad utilizada como disciplina de nuestra mente, posibilita que al no estar pendientes de determinados tiempos o plazos para el logro de un objetivo, de un deseo, éste se manifestará dentro de un Orden Divino y perfecto, más allá de cualquier temporalidad.
Cuando accionamos en este sentido, dejamos total libertad para que el Universo se exprese, y es inexorable que esto suceda de este modo y de la manera más adecuada y ajustada a nuestra razón de ser, a nuestro estado de consciencia, a nuestro plan evolutivo.

Al obrar entonces con total desapego de “los tiempos” en relación a nuestros deseos de qué queremos ser, hacer o tener, dejaremos actuar en el “no tiempo” a las energías del subconsciente, las que alineadas a la Conciencia del Ser, nos permitirá obtener los cambios esperados, en el momento más propicio para nuestra evolución.



                      ¿ DESDE DONDE BUSCAMOS LA ESPIRITUALIDAD?



Cuando hablamos de reemplazar la visión horizontal, lineal (con pasado, presente y futuro) por una  alineación vertical (Por darle acaso una dirección, que tampoco es tal); y si entendemos a ésta última como un modo de acceder a la Fuente Creadora, a Dios o como quieras llamarle, sería en vano este intento si lo que deseamos solo pasara por querer ser mas etéricos, mas espirituales, desprendiéndonos de la densidad de la materia, de su significado, a la cual observamos como una carga  difícil de transportar, una mochila llena de consecuencias, de experiencias que nos presionan cada día y que no nos permiten ser felices y prósperos.
Pues bien, al intentar ser “más espirituales”, estamos desconociendo por un lado que somos espíritu (No podemos ser más o menos espirituales si somos espíritu) y por otra parte no estaremos valorando nuestro estado físico, atómico, molecular,  en esta dimensión donde estamos transitando esta experiencia; es desconocer una parte nuestra que si bien es temporal, finita, no por eso es menos real dentro de este sueño en que vivimos. Y es tan real que todo el tiempo nos está dando señales de su existencia, ya sea con síntomas físicos, emocionales, con las necesidades fisiológicas diarias, con las relaciones e interacciones con otras personas y con el medio donde nos movemos. Es decir que este vehículo que habitamos requiere atención, dedicación y reconocimiento, requiere ser valorado.
Para vivir lo etérico tenemos toda la eternidad, como se dice comúnmente; mas para vivir la fisicalidad nos hemos otorgado un tiempo más o menos largo, pero un tiempo en fin.
La mejor manera de acceder a la espiritualidad estando en este plano de consciencia, es reconocernos primeramente humanos y reconocer que nuestra humanidad es una experiencia de ese ser espiritual que somos, alineado a La Fuente, al Creador; unidos en una misma misión, con un mismo sentido y de ninguna forma separados. Si pretendemos ir a buscar lo espiritual, lo estaremos poniendo afuera nuestro, y no podemos ir a buscar afuera lo que Es dentro nuestro, porque no lo hallaremos. La espiritualidad ha de buscarse dentro de uno mismo, con los envoltorios físicos y no físicos que nos hacen quienes somos, como punto de partida hacia esa alineación arriba/abajo, por llamarla de alguna manera ya que en realidad solo existe el arriba y el abajo en esta dimensión, más para nuestras creencias es dable utilizar esta perspectiva. Solo debemos despertar la espiritualidad dormida en cada uno de nosotros, el Ser nos espera paciente desde siempre, espera ser re-descubierto en cada uno con paciencia infinita.
La verdadera espiritualidad se da reconociéndonos espíritu en un viaje por la materia y como un nexo entre “el cielo” y la tierra, como conformado en estas dos manifestaciones; lo denso y lo etérico, la materia y lo espiritual, lo subjetivo y lo objetivo. Solo así, sabiéndonos espíritu, mas reconociéndonos tierra, es cuando podemos comenzar a reconocer, asumir, aceptar y trascender todas aquellas experiencias que hemos pactado venir a experienciar y desde ese punto de consciencia entregar al Universo lo que haya que soltar, para comenzar a sentirnos artífices de nuestro destino y no víctimas de un  afuera castigador, para empezar a sentirnos mas livianos, mas etéricos mientras tenemos nuestros pies conectados a la tierra, ya que nos habremos quitado las mochilas que nos presionaron, nos aplastaron y no nos permitían prosperar, evolucionar y crecer, las que no nos dejaban expandirnos; es decir que haremos uso consciente de nuestro albedrío.
Aquello que buscamos, también nos está buscando a nosotros, y el punto de convergencia está dentro nuestro, allí está el Ser que nos habita, aquel que existe en una morada eterna y que sin embargo sueña en el cuerpo.

Al alinear nuestra frecuencia conscientemente, con esa Conciencia Universal comenzaremos a vibrar al unísono y nuestra experiencia física estará completa de espiritualidad, reconociendo que Dios, el Espíritu, o como quieras llamarlo,  nos habitó siempre, mas ahora estamos en la misma frecuencia manifestándonos. Será entonces cuando valoremos esta experiencia, esta expresión física y terrena, ya que la reconoceremos imbuida de Espíritu con un sentido de expansión, de  trascendencia y de eternidad.